OFF Magazine/Opinión y reflexiones

Más allá de las redes

[Publicado en OFF Magazine el 22 de septiembre de 2016]

Por fin. Sesenta y dos días después, pudimos volver a Pablo Ráez salir por la puerta del Hospital Carlos Haya. Me siento feliz. Le veo posar ante la cámara -brazos en alto y sonrisa puesta- y me siento orgulloso. Como si le conociese de toda la vida.

Escucho a una mujer desconocida gritarle por detrás “Siempre fuerte, campeón”. Piel de gallina. Le siento cerca. Cerca de verdad. Fuera de toda pantalla. Real. Lejos de Facebook o Instagram. Lejos de toda tecnología. Le siento cerca como persona y no como perfil. Le siento, no le sigo.

Pablo me transmite fuerza y me hace recapacitar. Me hace valorar lo no valorado y poner en estima aquello que creía banal. He sentido más veces esta sensación. Actos e historias como la de Pablo -bautizado mediáticamente como el joven cuya lucha contra la enfermedad se ha hecho viral– han provocado en mi un efecto similar antes. Y eso no es un problema, sino que lo es el que actos e historias como la de Pablo cayesen rápida y cruelmente en el olvido poco tiempo después de ser conocido el final.

Espero equivocarme en mi pronóstico, aunque pintan bastos. La campaña promovida por el joven desde su recaída ha supuesto una movilización ejemplar en las redes sociales -respaldada por los medios- cuyo único objetivo era aumentar el número de donantes de médula en España. A día de hoy, el objetivo ha sido parcialmente cumplido, ya que el número de donantes se ha visto incrementado durante los últimos meses, pero la respuesta final no ha sido tal como parecía en las redes.

Objeto de un tremendo hype y un movimiento de conciencia social algo artificial, la historia de Pablo ha terminado siendo conocida por todo joven presente en Facebook, Instagram o Twitter pero, ¿cuántos de ellos han participado activamente en la campaña promovida por Pablo Ráez?

Revisando y comparando cifras veo que los 120 donantes de medula diarios en España distan de los 330.000 seguidores del joven en Instagram. Analizando sin mucho detalle observo que los 25.000 donantes españoles de todo 2015 están lejos de los 230.000 que seguían estos días a Pablo en Facebook en busca de noticias y publicaciones casi a modo de reality.

Seré paciente y daré algo de tiempo. Solamente espero que el espíritu y la lucha del andaluz hayan calado más hondo de lo que calaron campañas y movimientos anteriores, pero no soy optimista al respecto.

Por desgracia, la sociedad actual está demasiado acostumbrada a lo instantáneo y al consumo veloz de información y datos que rápidamente son desechados. Temo que la constante llegada de nuevas historias y personajes desplacen a Ráez a un segundo, tercer o enésimo plano. Temo que una vez más la acción social quede olvidada en las redes.

Esto es algo serio; sin posturas ni trending topics. Espero que aquellos que compartisteis el dolor de Pablo en vuestros muros y perfiles actuéis ahora de forma honesta. Excluidos -por desgracia- los belenofóbicos, os animo encarecidamente a todos aquellos que participasteis de forma pasiva en la campaña promovida por el joven marbellí a tomar cartas en el asunto y aportar algo tangible. Ya no solo por Pablo, sino por todos aquellos que siguen sufriendo y que sufrirán lo mismo que él.

Más de 5.000 españoles son diagnosticados de leucemia todos los años. Más de 5.000 españoles anónimos que necesitan la misma solución que Pablo. Compartir o reaccionar en cualquier red social ante una publicación no deja de ser un medio. El fin, la solución es bien distinta y sigue estando en cierta medida en nuestras manos.

Tirarnos un cubo de agua helada sin colaborar activamente en la lucha contra la ELA no cambió nada. Un like en el muro de Ráez que no se traduzca en una donación, tampoco.

Seamos solidarios más allá de las redes. Es hora de ser solidarios en la vida real.

Seamos sensatos y participemos de verdad.

Donemos.

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